SARS-CoV-2 y animales domésticos

Marta Pérez-Sancho, Víctor Briones Dieste, Elías F. Rodríguez Ferri, Julio Álvarez Sánchez y Lucas Domínguez Rodríguez

Implicación animal en la aparición de SARS-CoV-2

Actualmente, los datos disponibles sobre el origen o la vía de transmisión del virus SARS-CoV-2 al ser humano son relativamente escasos e inciertos, si bien la hipótesis más aceptada es que el virus tiene un probable origen animal. Algunos estudios han demostrado una homología del 96,2% entre el ARN de este virus y el de otro β-coronavirus (Bat-CoV-RaTG13) hallado en poblaciones de murciélagos de herradura (Rhinolophus affinis) en la provincia de Yunnan, en China (Zhou et al. 2020). No obstante, este virus mantiene, aún, diferencias en más de 1100 nucleótidos (nt) con el SARS-CoV-2, lo que plantea dudas sobre que sea su origen inmediato y más bien sugiere la necesidad de evolución en otro hospedador intermediario. Además de ello, debe tenerse en cuenta que cuando parece que comenzó la transmisión, coincide con la época de hibernación de los murciélagos (entre octubre y marzo, aproximadamente) por lo que no es probable que, en el mercado húmedo de Wuhan, el origen teórico del primer caso humano, hubiese murciélagos. Esto sugiere que un hospedador animal intermediario podría haber intervenido en el salto de la barrera de especie y la transmisión al hombre (Brussow 2020). Ahora bien, el mercado pudo actuar, bien como origen primario o simplemente como un amplificador, pues las muestras ambientales obtenidas allí revelan la presencia abundante del virus en los días de inicio de la epidemia lo que, además, prueba su relativa resistencia medioambiental; por el contrario, los animales presentes en el inicio del brote no pudieron ya ser muestreados. Es importante señalar la posibilidad de que el contagio pudo haber tenido lugar tanto desde un animal indeterminado a una persona en el mercado, como que una persona infectada previamente pudo haber transmitido el virus a animales presentes en el mismo, los cuales a su vez lo habrían diseminado a clientes o trabajadores (Zoom conference, 2020).

Respecto de esta hipótesis, diferentes estudios internacionales contemplan la posibilidad de que en el paso de los murciélagos al hospedador humano pudiera estar también implicado un hospedador intermediario (Guo et al. 2020). Las secuencias proteicas y el análisis filogenético de la enzima convertidora de la angiotensina-2 (ACE2, angiotensin-converting enzyme 2) por escisión proteolítica de la angiotensina 1 – el principal receptor de SARS-CoV-2 en humanos (Wan et al. 2020) – ha puesto de manifiesto que hospedadores intermediarios como algunas tortugas, serpientes o, especialmente, pangolines podrían estar involucrados (Liu et al. 2020) en el paso evolutivo necesario para el salto final al hombre, aunque el papel epidemiológico de estas especies, todavía sigue en duda (Li et al. 2020). No obstante, pese a ser esta una de las hipótesis que más se manejan actualmente sobre el origen de este virus, es importante tener precaución a la hora de interpretar estos datos genéticos. El Prof. Brownlie, del Royal Veterinary College recuerda que es necesario cumplir una serie de requisitos para declarar que un animal es un reservorio de un virus ya que la similitud genética entre virus no es una prueba de causa suficiente (Brownlie 2020).

Conocer el papel de los animales en el origen y evolución de este virus, así como la susceptibilidad y la capacidad de enfermar o de poder transmitirle a otros, sean o no de la misma especie, es una cuestión esencial, por varias razones. En primer lugar, permitiría entender mejor cómo se ha generado la actual pandemia, un conocimiento que resulta imprescindible para adoptar medidas adecuadas que prevengan la aparición de enfermedades similares en el futuro. En segundo lugar, permitirá identificar –si existen- potenciales reservorios animales que puedan jugar un papel epidemiológico en el mantenimiento/transmisión del SARS-CoV-2, incluso de la posibilidad de que se produzcan rebrotes y ondas epidemiológicas. Y, por último, conocer la susceptibilidad de los animales a este virus permitirá, de una parte, disponer de modelos animales naturales para el estudio de la patogénesis de la COVID-19 y, de otra, el posible papel de especies domésticas en la actual pandemia. El desarrollo de modelos animales basados en aproximaciones clásicas para investigar aspectos de la epidemiología de la COVID-19 o el desarrollo de ensayos experimentales sobre la capacidad de fármacos, vacunas, y sus protocolos de aplicación, etc. frente a la enfermedad se verían favorecidos. A nadie se le oculta que la situación actual de aspectos como los citados, está siendo complicada; por ejemplo, el ratón parece resistente a la infección, y en macaco Rhesus sólo se está consiguiendo reproducir una forma leve de la enfermedad (Callaway 2020a). Recientemente, se han descrito un modelo en hámster (Chan et al. 2020) y otro en ratones modificados genéticamente, adaptando mediante manipulación genética sus receptores celulares para permitir la infección (Callaway 2020b), que sus autores proponen como candidatos para estudios de transmisión, patogénesis, tratamiento y vacunación frente al SARS-CoV-2.

En cualquier caso, a día de hoy, todavía se considera que no existe evidencia científica suficiente para identificar el origen, aunque la mayoría de autores mantienen pocas dudas del papel de algunas especies de murciélagos, como se ha señalado (Zhou et al., 2020). Falta conocimiento y evidencias, también, en relación con los factores que permitieron, sean murciélagos o no el origen, con intermediarios o en su ausencia, el salto de la barrera de especie (en el segundo caso habría que hablar de saltos de especie) desde el/los animales al hombre (OIE 2020b). Algunas consideraciones sobre estos aspectos fueron realizadas recientemente (Li et al., 2019).

El papel epidemiológico de los animales domésticos en COVID-19

Desafortunadamente, la información sobre el papel que puedan desempeñar los animales domésticos y de compañía en la pandemia por SARS-CoV-2, es muy escasa y la situación es, además, cambiante en función de la incorporación de nuevos estudios. A día de hoy las declaraciones de importantes instituciones internacionales como la OIE, AVMA o CDC respecto al papel epidemiológico de las mascotas o animales de compañía en la COVID-19 inciden en que, hasta la fecha, no existen suficientes evidencias científicas que demuestren que los animales domésticos puedan propagar SARS-CoV-2 en condiciones naturales. Como quiera que en las últimas semanas, la situación epidemiológica de la COVID-19 ha cambiado de forma explosiva, extendiéndose por todo el mundo, la  OIE ha declarado que pudiera existir la posibilidad de que algunos animales puedan infectarse al estar en estrecho contacto con humanos infectados por SARS-Cov-2 si bien, se apunta nuevamente, a que no existen en la actualidad evidencias suficientes que sustenten un papel de las mascotas infectadas por humanos, en la diseminación de la COVID-19 (OIE 2020b).

Estudios teóricos basados en las secuencias y estructura de la enzima convertidora de la angiotensina-2 (ACE2), sugieren que los receptores celulares de algunos animales de compañía y otros animales domésticos podrían, teóricamente, permitir el anclaje de la proteína S de este virus, sugiriendo en algunos, la posibilidad de una potencial capacidad de transmisión (Li et al., 2020).

Un ensayo experimental reciente, llevado a cabo con diferentes especies animales (hurones, gatos, perros, cerdos, pollos y patos) ha proporcionado datos preliminares de susceptibilidad a la infección por SARS-CoV-2 (Shi et al., 2020). Gatos y hurones resultaron las especies animales más susceptibles a la infección; en el caso de los hurones, SARS-CoV-2 era capaz de replicarse en el tracto respiratorio superior sin causar signos de enfermedad. Se obtuvieron resultados similares en gatos, donde también se demostró la transmisión de virus entre individuos a través de microgotas de la respiración, aunque en el experimento, solo uno de tres animales expuestos, sanos, resultó infectado, con algunos interrogantes respecto de la disposición de las jaulas y la distancia entre ellas. Por el contrario, los perros mostraron susceptibilidad baja a la infección por SARS-CoV-2 y los cerdos, patos y pollos ninguna (Shi et al., 2020). En otro estudio realizado en condiciones de campo (Zhang et al, 2020), los autores evaluaron la proporción de animales seropositivos a SARS-CoV-2 en una población de 102 gatos de Wuhan después del brote de COVID-19, obteniendo un 14.7% de animales positivos al dominio de unión del receptor celular (RBD, Receptor Binding Domain) del virus, si bien no se detectó ARN vírico ni en muestras nasofaríngeas ni intestinales, en ninguno de los individuos (Zhang et al., 2020). Todos estos resultados se han de interpretar con precaución ya que los resultados ni tan siquiera no han sido revisados y, además, necesitan ser refrendados por estudios adicionales. En cualquier caso, la validez de los hurones como modelo experimentales para el estudio de COVID-19 ya ha sido demostrada en este caso (Kim et al., 2020), además de que suele ser un modelo de evaluación común para muchos virus ARN, como sucede con los virus Influenza.

En la Tabla 1, se recogen los datos bibliográficos disponibles hasta la fecha presente. El factor común, en todos los casos, es que la totalidad de los animales positivos vivían en estrecho contacto con personas infectadas por SARS-CoV-2, una circunstancia ya descrita en el caso de la epidemia de 2002-03 por el SARS-CoV, sin que ello implicara ninguna trascendencia epidemiológica, considerándose casos terminales o fondos de saco epidemiológico. El 13 de marzo de 2020 la empresa IDEXX manifestó que durante la validación de su test PCR para la detección de SARS-CoV-2 en animales probó más de 4.000 de muestras de perros, gatos y caballos procedentes de EE.UU. y Corea del Sur (incluyendo áreas con un alto porcentaje de individuos positivos a COVID-19) sin resultados positivos. En China, se han analizado animales procedentes de granjas peleteras (zorros, visones, o tanukis) mediante RT-PCR, resultando todos negativos (OIE 2020a). Así mismo, el Delegado de la OIE  en China en declaraciones realizadas a principios del mes de febrero de este año, señaló que el China Animal Health Epidemiology Center (CAHEC) había llevado a cabo análisis de SARS-CoV-2 en muestras de cerdos, aves de corral y perros tomadas en 2019 y no detectaron ningún animal positivo (OIE 2020b).
Tabla 1. Resumen de casos positivos/dudosos declarados a SARS-CoV-2 en animales domésticos y de zoos en el mundo (actualización 06/04/2020).

CasoHospedadorLocalizaciónFechaMuestras analizadasPrueba y resultados
1*PerroHong Kong28/2/2020Orales y nasalesRT-PCR
Positivo débil
(Ct>30)
(5 pruebas en 2 semanas). Seropositivo
Observaciones: Cultivo negativo. Animal de 17 años que no presentaba sintomatología. Fallecido el 16/03/2020 por causas desconocidas. Fuente: OIE
2*PerroHong Kong19/3/2020Hisopos nasales y rectalesPCR
Positivo
Observaciones: Animal de 2 años. Sin síntomas de enfermedad. Sin información sobre cultivo o serología. Fuente: OIE
3*Perro y Gato
(17 y 8)
Hong Kong25/3/2020No especificadoRT-PCR
2 perros fueron positivos
Observaciones: No se aportan datos sobre los animales. Fuente: AVMA
4*GatoBélgica27/3/2020Vómito y heces**RT-PCR y secuenciación
Muestras positivas.
Observaciones: Animal con síntomas (respiratorios y digestivos). No realizado test de Ac específicos. Fuente: OIE
5*GatoHong Kong31/3/2020Orales, nasales y rectalesNo especificado
Positivo
Observaciones: Sin signos de enfermedad. Fuente: AVMA
6***TigreEE.UU.05/4/2020No indicadoNo indicado
Positivo
Observaciones: Con signos respiratorios. Fuente: USDA

*Dueño COVID-19 positivo / **Muestras tomadas del ambiente, no directamente del animal / ***Las autoridades creen que el tigre pudo infectarse tras estar expuesto a un empleado del zoo que estaba excretando activamente el virus.

También se ha especulado sobre el posible papel de los animales como «vectores mecánicos» de este virus a través del pelo, la piel o las patas, después de entrar en contacto con propietarios o visitantes ocasionales, excretores (por ejemplo. al ser acariciados por una persona COVID-19 positiva). Si bien no se han encontrado estudios específicos al respecto (O’Connor et al., 2020), tal posibilidad debe ser objeto de nuevos estudios.

En cualquier caso, hasta la fecha no se han descrito casos de transmisión de animales de compañía a humanos. El 2 de marzo de 2020 se publicó el 2ND CALL OF OIE INFORMAL ADVISORY GROUP ON HUMAN COVID-19 AND ANIMALS en el que se consideraba que, aunque de momento no existan pruebas de transmisión de SARS-CoV-2 de un animal a otro, es «altamente recomendable mantener aislados animales positivos de otros animales no expuestos».

En ambos supuestos, y ante la falta de datos contrastados, el principio de precaución debe imperar como indica la OIE, igual que otros organismos internacionales. Las recomendaciones genéricas que se están emitiendo por todas las instituciones, consisten en: «restringir el contacto de personas infectadas por SARS-CoV-2 con animales; extremar las medidas de higiene y realizar de manera estricta y rápida la eliminación higiénica de las deyecciones animales». A este respecto los responsables de Sanidad Animal, colegios oficiales de veterinarios y asociaciones profesionales, como conocedores de la situación y especialistas en la materia, están emitiendo recomendaciones en nuestro país, que se ajustan a los criterios expuestos.

En el paquete de sugerencias que la OIE y otras agencias internacionales incluyeron en la primera reunión sobre Animal and environmental investigations to identify the zoonotic source of the COVID-19 Virus (Zoom conference, 2020) celebrada el 31 de enero de 2020, se sugería invertir esfuerzos para incrementar el conocimiento en elementos clave en la infección y dinámicas de transmisión de SARS-CoV-2 en animales investigando aspectos como:

  • El posible papel del ganado: además de atender al posible papel de otros animales (fauna salvaje, animales sinantrópicos), sería importante considerar el posible del ganado, incluyendo la posibilidad de que este sea infectado por humanos.
  • El posible papel de los animales de compañía: comprobar el posible papel de mascotas y animales de compañía en la epidemiología de la enfermedad en países con casos humanos. Considerar el estudio/muestreo de animales propiedad de sospechosos/enfermos.

Uno de las debilidades que se han detectado en este punto es la ausencia de un criterio o definición de caso para reportar los casos de animales a la OIE (OIE 2020a).

Se debe concluir, al respeto, que resulta necesario seguir investigando todos estos aspectos con más trabajos científicos sistemáticos con el fin de discernir el posible papel de los animales en la epidemiología de COVID-19.
Marta Pérez-Sancho1,2, Víctor Briones Dieste1,2, Elías F. Rodríguez Ferri3,
Julio Álvarez Sánchez1,2 y Lucas Domínguez Rodríguez1,2

1Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET)
Universidad Complutense de Madrid

2Departamento de Sanidad Animal
Facultad de Veterinaria
Universidad Complutense de Madrid

3Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León

maperezs@visavet.ucm.es
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Bibliografía

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